12.10.10

CON PERMISO

CON PERMISO

Está prohibido escribir sobre cierta violencia
así que voy a hablar de la violencia permitida

el violento autorizado asiste comprensivo y curioso a tus
                cartas de amor acaricia contigo los muslos de tu
                novia escucha tus murmullos tus desfallecimientos
duro e infeliz se introduce doméstico en tu casa
pobre gendarme de repente promovido al horro manoseador
                de secretos y mayólicas
a veces ladroncito sin vocación ni melancolía
recién llegado al crimen rico del miedo
el violento autorizado ve con preocupación el camello que
                pasa por el ojo de la aguja
y ordena un silencio sin fisuras para poder vociferarte en el
                oído su higiénico entusiasmo por la libertad

deja el corazón en el hogar junto a los menos o en el
                apartamento de su hembrita tercera a fin de no
                comprometerlo cuando ultima a los heridos de ojos
                abiertos

el violento authorizado poro a poro te odia pero sobre todo se
                aborrece a sí mismo y como todavía no puede
                reconocerlo sabe que en el espejo ha de encontrar
                puntual su arcada indivisible su minifundio de
                vergüenza

tortura así con la boca seca malbaratando de ese modo sus
                insomnios y sabiendo muy en el fondo que todo es
                una gran postergación inútil porque la historia no es
                impaciente pero mantiene sus ficheros al día

el violento autorizado tiene una descomunal tijera para cortar
                las orejas de la verdad pero después no sabe qué
                hacer con ellas

no entiende de símbolos y lo bien que hace porque todo las
                calles las ventanas los ojos las paredes el cielo los
                puños los dientes son mercados de símbolos son
                ferias donde el futuro se ofrece como pichicha
                inesperada

el violento autorizado se mete en sus metales en sus fortalezas
                semovientes en su noche expugnable pero como deja
                un huequito para respirar por ahí se cuela no la bala
                perdida sino el guijarro

tiene miedo y lo bien que hace

el violento autorizado posee una formidable computadora
                electrónica capaz de informarle qué violencia es
                buena y qué violencia es mala y por eso prohibe
                nombrar la violencia execrable

la computadora por ejemplo advirtió que este poema trataba
                de la violencia buena.


Mario Benedetti.

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