27.11.06

Historia de Juan Verdaguer


 
Juan Verdaguer (1915 - 2001)
    
"El más serio de los cómicos. El hombre que causaba gracia con la inmutabilidad de su rostro anguloso, conmovido apenas por un rictus tanguero"

"Falleció un humorista amigo en la mayor indigencia y entonces con otros colegas decidimos hacer una colecta para enterrarlo. Me dirigí a un señor y le pedí 10 pesos para enterrar a un humorista, el hombre me dio 30 y me dijo: "Tome, entierre tres".

"Indiscutiblemente, los cómicos no son nada: nacen, viven, se mueren, los entierran, se convierten en fertilizante, crece el pasto sobre él, viene un caballo y se lo come, después de cumplido este proceso físico - químico, hay que tener cuidado dónde pisamos, porque puede ser un primo nuestro."

Juan Verdaguer encarnó a un tipo de cómico por demás particular, que detestaba el "humor pornográfico". Su personalidad era muy seria, un hombre elegante que impuso un estilo con su cigarro y su saco smoking.

Tuvo una trayectoria artística de 70 años. Conocido como "El señor del humor", el cómico nacido en Uruguay empezó su carrera cuando era niño en el circo en el que trabajaban sus padres en Argentina. Así, se formó en las artes circenses.

Pero una circunstancia fortuita alteró su previsible destino de malabarista. Su número consistía en hacer equilibrio mientras tocaba el violín en la punta de una escalera de cinco metros.

Un día se le cortó una cuerda, después se le cortó otra, y para disimular el horrible vacío de esa desgracia, empezó a contar un chiste, luego otro y otro, hasta que el público olvidó a carcajadas su accidente inicial. Con los años, y a partir de los progresivos cambios de status artístico (del circo pasó a los casinos, de los casinos al vodevil, del vodevil al cine, del cine a la televisión) fue puliendo su hallazgo, hasta modelar el personaje que se escapó de todos los clisés humorísticos.

En sus espectáculos solía tocar su violín, subía escaleras equilibrándose y caracterizado por su humor al contar chistes de calidad y de salón. Incluía en sus chistes tanto a su suegra como a su esposa, es aquí donde América adquiere la cultura del humor familiar.

Quienes lo conocían aseguraban que Verdaguer daba vueltas siempre alrededor de los mismos temas: la suegra, la esposa, el amor. Pero tenía una agudeza y una cintura humorística que le permitían reciclar eternamente sus cuentos y monólogos.

El decía, con razón, que "no hay chistes viejos sino oyentes nuevos", y también reconocía que esos oyentes nuevos estaban atrapados en una era regida por la "pornografía humorística". Tenía la esperanza, sin embargo, de que "el público se va a cansar de tanta grosería".

Verdaguer no sólo se destacó en Argentina, donde basó su carrera, sino que brindó espectáculos en varios países de América Latina y hasta filmó una película en China con el entrañable actor argentino Luis Sandrini.

Recorrió mucho mundo. Estuvo en Estados Unidos, México, Perú, Panamá, Australia. Filmó una película con Luis Sandrini en China que se llamó "Cumanchín". También viajaba mucho a Chile, a Uruguay, a Brasil.

Sin embargo, el debut humorístico en televisión que lo catapultó a la fama fue en 1961 con su espectáculo "Este loco, loco hotel", en el entonces flamante Canal 13 de Buenos Aires.

El espíritu itinerante que lo había acompañado en su juventud, cuando recorrió el mundo con sus números humorístico-circenses, se corporizó nuevamente en los últimos tiempos, más por necesidad que por aventura. Con Carlos Garaycochea y Mario Clavell protagonizaba "Masters del humor", obra teatral que obtuvo un premio ACE y le permitió recorrer el interior del país.

Pero su salud se había deteriorado, y debió suspender varias funciones. Su última actuación fue en la ciudad bonaerense de San Nicolás.

Cuando se le preguntaba por su estilo de humor, su respuesta favorita era:

"Asaltan a un hombre y lo dejan completamente desnudo, eso es comicidad. En cambio, si lo dejan en camiseta y calzoncillos, es humorismo. Yo hago humorismo, porque prefiero que la gente se quede, por lo menos, en ropa interior".

El estilo del "humor Verdaguer" también impone la obligación de no reírse nunca de los cuentos que se relatan.

Algunos ejemplos de su humor:

Está probado que en USA un hombre es atropellado cada tres minutos. No me explico el aguante de ese hombre.

- Mi hijo mayor tiene 62 años, en cualquier momento me pasa.

- Hay un antiguo refrán que dice: lo bueno si es breve es doblemente bueno. Así que buenas noches y hasta pronto.

- Tengo tantos chistes para contarles que me siento como aquel sultán, que cuando cumplió 20 años le regalaron 50 hermosas muchachas, es decir, sé lo que tengo que hacer pero no sé por dónde empezar.

- Me he pasado la vida estudiando el humorismo desde todo ángulo posible: psicológicamente, fisiológicamente, biológicamente, antropológicamente y estúpidamente.

- El otro día fui a un siquiatra. Me pidió 1.000 pesos adelantados, yo le dije: "Doctor, es mi problema el que vengo a resolver, no el suyo".

- La vez pasada me recomendaron un doctor muy bueno. No como esos doctores que lo tratan a uno del hígado y uno se muere del corazón. Éste lo trata a uno del corazón, y uno se muere del corazón.

- Papá era tan pobre que cuando pagaba el alquiler dos meses consecutivos, la policía llegaba a preguntar cómo había conseguido el dinero.

- Todos los años la cigüeña venía con un hermanito más, bueno, la cigüeña ya no venía, vivía con nosotros. Cómo sería, que cuando papá llegaba a casa del trabajo, tenía miedo de preguntar ¿qué hay de nuevo?

- No hace mucho tiempo estuvimos reunidos festejando el 101 de mi abuelo, que ya es algo que festejar. 101 años. Ahí nos reunimos todos los hermanos, primos, tíos, parientes, una fiesta lindísima. Fue una pena que él no estuviera ahí con nosotros... él murió cuando tenía treinta y siete...

- Mi esposa y yo tenemos el secreto para un matrimonio feliz: Dos veces a la semana vamos a un restaurante y disfrutamos de una rica comida y un buen vino. Ella va los martes y yo, los viernes.

- Siempre llevo a mi mujer a todas partes. Lo malo es que ella siempre encuentra el camino de regreso.

- Le pregunté a mi mujer adónde quería ir para nuestro aniversario. Ella me dijo: _ "A algún lugar en el que no haya estado hace mucho tiempo". Así que le sugerí la cocina.

- Con mi mujer siempre caminamos tomados de la mano. Si la suelto, se va de compras.

- No he discutido con ella en 18 meses. Es que no me gusta interrumpirla.

- Mi mujer tiene una tostadora eléctrica, una freidora eléctrica, una exprimidora eléctrica, una cafetera eléctrica y una batidora eléctrica. Un día, se quejó: _ "Hay tantos electrodomésticos que ya no queda lugar para sentarse". Entonces le compré una silla eléctrica.

- La última pelea fue culpa mía. Mi mujer preguntó: _ "¿Qué hay en la tele? Y yo dije: "Bastante polvo".

- El matrimonio es la causa número uno de divorcio. Estadísticamente, el 100 por ciento de los divorcios comenzó con un matrimonio.

- Sabes, querida: cuando hablas me recuerdas al mar. - ¡Qué lindo, mi amor! No sabía que te impresiono tanto. - No me impresionas... ¡me mareas!

El marido le pregunta a su mujer: - Querida, cuando me muera ¿vas a llorar mucho? - Claro, sabes que lloro por cualquier tontería....

En un día de un calor bárbaro, el marido sale del baño y le dice a su mujer: - Gordita, hace mucho calor y tengo que cortar el pasto. _ ¿Qué crees que dirán los vecinos si salgo desnudo? - Que probablemente me casé contigo por dinero...

- ¡Auxilio, socorro! ¡Amor, que llamen a los bomberooos... se quema nuestra casaaaaa! - ¡Shhhh!... Silencio, mi amor, ya llamé, pero no grites tanto. Qué necesidad hay de despertar a tu madre?!!

Una pareja de esposos discutía acaloradamente en la calle: - ¡Te voy a demostrar que no vales nada! El señor hace señas a un taxista que se detiene frente a ellos. - ¿Cuánto me cobra hasta el aeropuerto? - Hasta allá,... unos 150 pesos. - ¿Y con mi mujer? - Lo mismo. - Ya ves..., querida, no vales nada!

Juan y María se encontraron por primera vez en la playa. Se miraron, se enamoraron y muy rápido se casaron. En la noche de bodas, Juan le dice a María: - Querida, de hoy en adelante te llamaré Eva. - ¿Por qué? - Porque eres mi primera mujer. - Bueno, qué bien, entonces yo te llamaré Peugeot. - ¿Por que? - Porque eres el 206 -

Una pareja está en un restaurante. Élla le dice a él: - Mira, el joven de la corbata roja me está sonriendo. - ¡Bah! La primera vez que te vi, yo también me morí de la risa.


4 comentarios:

Lila Magritte dijo...

Me encanta este tipo de humor. Siempre lo valoro porque es de una mirada esencial sobre lo cotidiano, sutilmente negro.
Lo que no me gusta y me apena mucho, es saber de ese triste final para un gran humorista. Eso es de un humor demasiado negro, quizás presentido para saber que no quedaba otra cosa, en vida, más que reirse mientras eso fuera posible.
Asumir el absurdo es vivir con lucidez, aunque duela. El peor chiste es la realidad, la muerte, la soledad, el olvido.

Pero a pesar de todo, Feliz Navidad.

Anónimo dijo...

me sigue haciendo reir tengo 32años y todavia me acuerdo y sigo usando sus chistes de suegras

Luis Eduardo Campos dijo...

Me rei un monton, me parece seguirlo viendo y oyendo al genial Juan...Un GRANDE ...SIN DUDAS....!!!!

Sandro Del-Vitto dijo...

Hacer paralelismos es casi siempre una exageración, un vano intento por clasificar reduccionísticamente, encasillar.Aún así, se me cruza en la cabeza la figura de Groucho Marx cuando veo o leo a Verdaguer. Tienen un hilo de genialidad, si bien muy personales (judeo-norteamericano uno, muy porteño el otro) y sin embargo a la vez tan similares que yo no dudo en ponerlos en un nivel de calidad comparable, de esa que, incluso con sus raíces distintivas vernáculas, puede convivir en pie de igualdad y universalidad.