1
Qué afán limpio llevabas
que no pueden mis manos
recrearte.
que no pueden mis manos
recrearte.
2
Como todo es igual, nada turba
entre tu ausencia
el reflejo de las ramas
del manzano,
sólo tus brazos, tu pura
calma.
¡Cómo tu rostro se oscurece
en el agua conmovida!
La antigua cuerda replegada,
la pobre hierba iluminando
el recuerdo excavado de los pozos.
Como es lo mismo todo:
tu muerte bajo bosques
perdida o recreada.
De qué alta raíz,
qué ríos,
brotó el olvido llamado
de tus cantos.
entre tu ausencia
el reflejo de las ramas
del manzano,
sólo tus brazos, tu pura
calma.
¡Cómo tu rostro se oscurece
en el agua conmovida!
La antigua cuerda replegada,
la pobre hierba iluminando
el recuerdo excavado de los pozos.
Como es lo mismo todo:
tu muerte bajo bosques
perdida o recreada.
De qué alta raíz,
qué ríos,
brotó el olvido llamado
de tus cantos.
3
Si regresaras
qué habría de decirte.
qué habría de decirte.
Luis Hernández nació en Lima, Perú, el 18 de diciembre de 1941, y murió en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 3 de octubre de 1977, al ser arrollado por un tren. En vida publicó tres libros: Orilla (1961), Charlie Melnik (1962), y Las constelaciones (1965).
1 comentario:
HERMOSO POEMA Y QUÈ FINAL TAN TRÀGICO PARA SU AUTOR.
UNA LUCHA FATAL CONTRA UNA ORUGA GIGANTESCA QUE OBSTACULIZÒ SU PAISAJE HABITUAL.
SI REGRESARA NO SABRÌA QUÈ DECIRLE
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