18.12.05

Tribulaciones de Ulises

de René Rodríguez Soriano


Tejes y destejes mis órganos, mis sienes y mis sueños. Me reflejo en el espejo de tu espera. Me muero. Resucito en todas las muertes que ya he muerto entre tus muertes presentidas. Voy hacia ti por caminos que conducen a tus sendas, no me encuentro. Doy conmigo, perdido. Me deshilo, implorando ante la indiferencia de Teseo. Herido Minotauro, desangrado. Ando y desando por la noche cada día que me tejes y me inventas en mil argucias. Soy nada, navegando en el turbulento todo de tu entrega. Te invento, te dibujo y te recreo en todas las tonalidades de mis ansias. ¿Qué piensan tus adentros cuando te vas y me voy por esos ríos sordos de la madrugada? ¿Qué fraguan, en sus momentos, mientras vadeo las lelas corrientes de esa espera cecina y penitente de los días? Arde atrás Troya, amor. Las llamas queman mis huellas y no huyo, voy hacia ti porque sé que, sentada, quizá mirando la ventana que yo ansío, tu espera es una llama que arde más aún.

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