26.6.14

Canción otoñal, (Federico Garcia Lorca)

Hoy siento en el corazón 

un vago temblor de estrellas, 
pero mi senda se pierde 
en el alma de la niebla. 
La luz me troncha las alas 
y el dolor de mi tristeza 
va mojando los recuerdos 
en la fuente de la idea. 

Todas las rosas son blancas, 
tan blancas como mi pena, 
y no son las rosas blancas, 
que ha nevado sobre ellas. 
Antes tuvieron el iris. 
También sobre el alma nieva. 
La nieve del alma tiene 
copos de besos y escenas 
que se hundieron en la sombra 
o en la luz del que las piensa. 

La nieve cae de las rosas, 
pero la del alma queda, 
y la garra de los años 
hace un sudario con ellas. 

¿Se deshelará la nieve 
cuando la muerte nos lleva? 
¿O después habrá otra nieve 
y otras rosas más perfectas? 
¿Será la paz con nosotros 
como Cristo nos enseña? 
¿O nunca será posible 
la solución del problema? 

¿Y si el amor nos engaña? 
¿Quién la vida nos alienta 
si el crepúsculo nos hunde 
en la verdadera ciencia 
del Bien que quizá no exista, 
y del Mal que late cerca? 

¿Si la esperanza se apaga 
y la Babel se comienza, 
qué antorcha iluminará 
los caminos en la Tierra? 

¿Si el azul es un ensueño, 
qué será de la inocencia? 
¿Qué será del corazón 
si el Amor no tiene flechas? 

¿Y si la muerte es la muerte, 
qué será de los poetas 
y de las cosas dormidas 
que ya nadie las recuerda? 
¡Oh sol de las esperanzas! 
¡Agua clara! ¡Luna nueva! 
¡Corazones de los niños! 
¡Almas rudas de las piedras! 
Hoy siento en el corazón 
un vago temblor de estrellas 
y todas las rosas son 
tan blancas como mi pena.