Mi bandoneon y yo (Crecimos juntos) |
Tango |
Música: Rubén Juárez |
Letra: Julio Martín |
A veces se me hace que nació conmigo y durmió en mi cuna pegao a mis pies. Que fue mi juguete y mi perro de pibe y toda la infancia la corrí con él. Que anduvimos juntos, atorro y milonga, desde mi bohemia, cigarro y café. Y a veces rodamos maneaos por el suelo y nos levantamos con la misma fe. Mi bandoneón y yo crecimos juntos, emparentaos, tal vez, por la pobreza... Muchas veces reímos de alegría y otras veces, lloramos de tristeza. Yo le hablo de hombre a fueye, mano a mano. Lo mismo que si hablara con la vieja. Y cuando él me responde, se me antoja que Buenos Aires mismo me contesta. Sí, hermano, como siempre con vos hasta que muera... Si yo a mi bandoneón lo llevo puesto como un cacho de tango entre las venas. Y está de Dios que al dar mi último aliento, moriremos a un tiempo... mi bandoneón y yo. |
"Yo no soy un libertador, los libertadores no existen. La gente se libera a sí misma". Ernesto "Che" Guevara (1928-1967)
31.5.10
MI BANDONEON Y YO
Donde el poeta comparte su lecho por vez primera
Donde el poeta comparte su lecho por vez primera
Guardo la primavera
bajo mi blanca sábana.
Toco sus manos niñas,
su cintura perfecta,
sus senos como claras
palomas asustándose,
rozo sus hombros tersos,
redondos como frutos
y pronuncio en su boca
mi beso más liviano.
Guardo la primavera:
tengo el amor crecido,
tengo el amor creciendo
como luna en mi cuarto.
Decid, los amadores,
si cuando abril se cuelga
de las acacias vírgenes
hubiera algo más bello
que poseer sus brazos.
Pues yo los tengo ahora
conmigo, floreciéndose,
poblándose de pájaros
pequeños y piantes.
Decid, los amadores...
Mas no digáis, callad.
Callad, que hoy tengo el sueño
ligero y compartido
y no me atrevo ni
a despertar, no vaya
a ser que sólo sea
un sueño tanta dicha.
Afuera queda el mundo,
las estrellas rodando,
y el viento azul y leve
con que Dios se corona.
Pero la primavera
la tengo aquí, conmigo.
Callad. No levantéis
rumor. que yo, por vez
primera, en esta noche
con una rosa duermo.
Carlos Murciano
Si en brumas me hablas, callo y no te digo
que en bruma no comprendo tu llamada,
ni conozco tu voz, ni la delgada
gracia de la cintura te persigo.
Si en bruma me acaricias, sumo y sigo:
caricia, más amor, más bruma: nada;
ni pájaro sangrando en enramada,
ni amapola trinando sobre trigo.
A veces va la bruma y nos rodea
y nos viste de gris y nos diluye
náufragos de su pálida marea;
la bruma que derriba y que destruye,
que a sí misma se crea y se recrea
y luego como helada cierva huye.